Según la Directiva 2012/19/UE de la Unión Europea, los Aparatos Eléctricos y Electrónicos (AEE) abarcan todos aquellos dispositivos que requieren corriente eléctrica o campos electromagnéticos para su funcionamiento, incluyendo los necesarios para generar, transmitir y medir dichas corrientes y campos. Estos aparatos están diseñados para operar con tensiones nominales de hasta 1.000 voltios en corriente alterna y 1.500 voltios en corriente continua.

En cuanto a los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE), la directiva los define como todos aquellos dispositivos de esta índole que se convierten en residuos, es decir, los que el propietario descarta o tiene la intención u obligación de descartar, siguiendo la definición de residuo establecida en la Directiva 2008/98/CE. Esta categoría también incluye los componentes, subconjuntos y consumibles que forman parte del producto al momento de su desecho.